Que son los alimentos transgenicos

La mariposa monarca ha sido admirada por los naturistas desde hace mucho tiempo. Pero su fama creció por un motivo muy distinto a finales de los años 90’s, cuando los investigadores de una universidad estadounidense anunciaron que varias orugas de esta mariposa habían muerto tras ser alimentadas con polen de una planta de maíz transgénico (alterado genéticamente).

La noticia causó conmoción. Los grupos ecologistas, Greenpeace entre otros, se apresuraron a denunciar que «los alimentos transgenicos pueden causar estragos en los ecosistemas naturales y poner en peligro la salud humana».

Algunos productos de maíz  se elaboran con el gen Bt, que hace que la planta forme su propio plaguicida. Pero, ante la alarma del público, se ha dejado la producción de más alimentos transgénicos.

Poco después de la noticia sobre las mariposas monarca apareció en los diarios, una evaluación científica independiente que mostró que no había que tomarla muy en serio: se había tratado de un experimento de laboratorio y no por fuerza tenía implicaciones para las mariposas que viven en libertad.

Sabemos que los insecticidas matan a las mariposas, más eso no prueba que el maíz transgénico sea más peligroso para las monarca que la aspersión de plaguicidas, la cual probablemente es mucho peor.

La gente saca conclusiones precipitadas, el gen Bt que se obtiene de cierta bacteria de la tierra, es un plaguicida natural que durante años han utilizado tanto los agricultores que cultivan con métodos químicos como los que usan los orgánicos.

Hasta los autores del estudio sobre las monarca advierten que hay que ser cautos al hablar de riesgos. Con todo, la campaña en contra de los alimentos transgenicos ha alcanzado proporciones de guerra. Algunos grupos llegan a destruir los cultivos experimentales. Enfundados en trajes «a prueba de daños biológicos», invaden los campos y arrancan las plantas alteradas de maíz o soya. A los fotógrafos y camarógrafos de los medios informativos se les suele avisar de esas medidas.

Hoy, en Europa no hay frutas ni verduras transgénicas frescas disponibles para consumo humano. Aun así, «La ciencia rigurosa indica, con razonable certeza, que los alimentos Transgenicos son seguros para el consumo humano y para el ambiente».

¿Qué distingue a los alimentos transgenicos? Durante miles de años, los agricultores han modificado sus cultivos seleccionando las semillas de mejor rendimiento, sabor y valor nutricional. Para obtenerlas, cruzan y vuelven a cruzar diversas variedades de una planta, con lo cual combinan miles de genes desconocidos con resultados casi imposibles de prever; luego esperan a cosechar, y si no obtienen el híbrido deseado, repiten el procedimiento.

Las técnicas transgénicas permiten elegir con mucha más precisión las características deseables de una planta. De los 50,000 genes que tiene un tomate, digamos, se puede aislar uno e injertarlo en otra planta para hacerla más resistente a las plagas o mejorar su calidad sin afectar su valor alimenticio ni sus beneficios para la salud.

Greenpeace y otros grupos afirman que las técnicas transgénicas plantean riesgos especiales que no tiene la hibridación tradicional, pero tal aspecto carece de fundamento científico. «En ninguno de los estudios sobre alimentos transgenicos realizados hasta ahora se han obtenido pruebas de que éstos presenten riesgos especiales», «Los riesgos son exactamente los mismos que los que presentan los cultivos modificados con los métodos de hibridación ordinarios».

¿Se han hecho pruebas de seguridad para el consumo humano?

Los expertos  señalan que los alimentos transgenicos han pasado por más pruebas que cualquier otro alimento en la historia: se han hecho más de 25,000 estudios en 45 países con más de 60 especies de plantas.

Antes de ser aprobados para su uso, se verifica que estos alimentos cumplan con las normas de «equivalencia sustancial» fijadas por la OMS, la FAO y la OCDE, entre otros organismos. Los científicos los han comparado con los alimentos ordinarios y no han encontrado ninguna diferencia en cuanto a valor nutricional y beneficios para la salud.

Por ejemplo, si se injertara un gen de una planta de cacahuate en una de zanahoria, se podría causar una reacción adversa en alguien que fuera alérgico a los cacahuates y que comiera esa zanahoria alterada. Por eso, los alimentos transgénicos se someten a rigurosas pruebas para ver si podrían ser alergénicos o no. Asimismo, se cree que los plaguicidas naturales como el gen Bt no dañan a las personas, a diferencia de los plaguicidas químicos, que pueden provocar trastornos musculares y nerviosos si se consumen por accidente.

¿Por qué es necesaria la biotecnología en la agricultura? Casi 40 por ciento de los alimentos que se cultivan en el mundo cada año se pierden a causa de insectos, enfermedades fúngicas y otros daños que podrían evitarse con ayuda de la biotecnología. Los expertos en nutrición dicen que los cultivos transgénicos también se están volviendo necesarios para aumentar la producción de cereales y satisfacer la demanda de alimentos, en especial en el Tercer Mundo.

Al parecer, pronto habrá plantas que necesiten menos plaguicidas y agua durante el cultivo y que contengan más nutrientes. Con sólo 300 gramos de un arroz transgénico rico en beta caroteno que está desarrollando el Instituto Federal Suizo de Tecnología, en Zúrich, una persona podrá satisfacer su requerimiento diario de vitamina A. Esto es alentador, pues hay 250 millones de seres humanos que padecen grave deficiencia de dicha vitamina. Además, como ese arroz contiene hierro, ayudará a combatir la deficiencia de este mineral que afecta a alrededor de 4000 millones de personas.

Unos investigadores daneses están desarrollando una yuca transgénica que puede consumirse sin riesgo de contraer bocio o paraplejía aun si no se cuece debidamente, a diferencia de la variedad de yuca que hoy en día comen más de 400 millones de personas, sobre todo en los países en vías de desarrollo.

¿Son nocivos para el ambiente los alimentos transgenicos?

La mayoría de los científicos señalan que no han surgido nuevos problemas ambientales en los miles de pruebas biotecnológicas que se han realizado ni en los millones de hectáreas destinadas a los cultivos transgénicos. De hecho, todo parece indicar que éstos causan menos daño al ambiente que los tradicionales.

Un estudio llevado a cabo  por el Centro Nacional de Política Agroalimentaria, de Estados Unidos, mostró que el cultivo de maíz transgénico injertado con el gen Bt, que mata al gusano barrenador, redujo en 810,000 hectáreas la superficie de terreno rociada con insecticidas ordinarios, como los fosfatos orgánicos. Millones de litros de plaguicidas químicos no se filtraron a las aguas del subsuelo.

En Europa, los científicos ecologistas se convencen cada vez más de que la agricultura intensiva tradicional ha empobrecido las tierras hasta un grado en que los cultivos transgénicos jamás lo habrían hecho. En 30 años de practicar esa agricultura, se han contaminado las aguas del subsuelo y se han creado «supermalezas» resistentes a los herbicidas. Tan sólo en el Reino Unido, en los últimos 20 años han desaparecido de los sembrados más de 20 millones de aves de diez especies.

«¿Podemos confiar en lo que dicen los expertos? Varias desgracias y escándalos recientes relacionados con la seguridad de los alimentos, desde la enfermedad de las vacas locas hasta la contaminación con dioxinas, han mermado mucho la confianza de la gente en las autoridades encargadas de proteger la salud pública. Ahora bien, son numerosas y rotundas las pruebas científicas sobre la seguridad de los alimentos transgenicos. Fueron los líderes políticos de la UE, y no los científicos, quienes, a raíz del informe sobre las mariposas monarca, sembraron el pánico l imponer, en Bruselas, la suspensión de los permisos para producir alimentos transgenicos. No obstante, el maíz en cuestión —el injertado con el gen Bt— fue aprobado por científicos de Estados Unidos, Chile, Argentina y Francia, así como por el comité científico de la propia UE.

Varios científicos de la Comisión Europea declararon en entrevista privada sentirse consternados por la confusión que los políticos generaron en torno a los alimentos transgénicos. «Es el caos», dijo uno de ellos. «Ahora la gente piensa que se trata de alimentos diferentes, y no lo son».

Esto no significa que la gente no pueda expresar su opinión. En Suiza, por ejemplo, se celebró un foro público de discusión y debate que duró cinco meses. Los ciudadanos votaron dos a uno contra la prohibición de varios aspectos de la biotecnología, entre ellos el cultivo experimental de plantas transgénicas. Ningún otro país europeo ha hecho una consulta similar.

Los políticos deberían escuchar a los científicos y permitirles opinar más sobre la reglamentación de los alimentos transgenicos. El tema es complejo, y lo que está en juego no debe ser decidido únicamente por criterios políticos.

Mientras no se realicen esos cambios, la gente seguirá preguntándose con temor qué hay en sus platos, y seguirá preocupada por las mariposas que vuelan en sus campos.

Que son los alimentos transgenicos ?

 

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