Que son las Vitaminas y minerales

Las tiendas que venden suplementos alimenticios pueden representar un buen negocio, ahí acuden personas de edad madura sobre todo mujeres que buscan vitaminas, principalmente calcio, minerales, vitamina C, antioxidantes, vitamina E y varios otros.

En el caso de los vegetarianos se dice que si no comen carne tendrán que complementar su alimentación con suplementos alimenticios, lo cierto es que la forma más saludable de obtener las vitaminas es tomándolas de los alimentos que la madre tierra nos brinda.

Por cada fiel de las vitaminas hay un escéptico que insiste en que los complementos alimenticios no sirven para nada, algunos doctores afirman que los complementes alimenticios solo sirven en situaciones como el embarazo, la niñez y la adolescencia,  si llevamos una dieta adecuada podemos obtener de la dieta normal todas las vitaminas que necesitamos, fuera de esas excepciones,  «las vitaminas y minerales únicamente sirven para encarecer nuestra orina».

No se sabe a quién creer. Hoy, gracias a ciertas investigaciones, cada vez más científicos sospechan que la importancia de las vitaminas y los minerales hasta ahora no ha sido plenamente comprendida, pues estos elementos nutritivos desempeñan un papel más complejo de lo que se había creído, en lo que se refiere a asegurar una salud óptima.

Se han identificado hasta la fecha 13 vitaminas esenciales para las reacciones químicas que protegen a las células y convierten los alimentos en energía y tejido vivo. Algunas se producen dentro del organismo. La vitamina D, por ejemplo, se sintetiza en la piel por efecto de los rayos solares, y la vitamina K, la biotina y el ácido pantoténico son elaborados por la flora intestinal. Pero la mayoría deben ingerirse.

La gente ha engullido vitamina C en los últimos 30 años, convencida de que cura el catarro, aunque faltan pruebas de ello. La vitamina E lleva cinco décadas de popularidad por el poder que se le atribuye de mejorar el desempeño sexual. En realidad, los estudios sólo indican que es necesaria para la fertilidad normal de los animales de laboratorio. Más recientemente, la vitamina B6 ha ganado fama de remedio contra el síndrome premenstrual. Y la vitamina A es tenida por rejuvenecedora, pues la gente la asocia con su pariente sintética, la Retin A, que según se supone desvanece las arrugas.

Precisamente al hecho de que las vitaminas se presten a la charlatanería se debe que las investigaciones en torno a ellas hayan permanecido estancadas muchos años. Pero, a partir de estudios que se hicieron en todo el mundo en la década de los setentas, se descubrió el vínculo que existe entre la dieta y la salud. A fines de los ochentas eran ya vistos con respeto como escudo contra las enfermedades.

Los científicos están muy entusiasmados con sus hallazgos, aunque no sean definitivos, en relación con varias sustancias. Una de ellas es el ácido fólico, que se aisló por primera vez a partir de la espinaca. Esta vitamina, perteneciente al complejo B, según parece previene dos terribles defectos congénitos: la espina bífida, consistente en una abertura o fisura de la columna vertebral, y la anencefalia, o sea, el desarrollo incompleto del cerebro. Ciertos especialistas ingleses llegaron a la conclusión de que, si se trataba con ácido fólico a mujeres que habían dado a luz criaturas con estas malformaciones, las probabilidades de un segundo alumbramiento trágico disminuían de modo considerable.

También se descubrió el papel del ácido fólico en la prevención del cáncer cervical. De acuerdo con un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Alabama, en Birmingham, las mujeres expuestas a un virus que causa este mal tienen cinco veces más probabilidades de presentar lesiones precancerosas si su concentración sanguínea de ácido fólico es baja. Esto explica por qué el cáncer cervical es más común entre la gente pobre, que suele consumir menos verduras y frutas, principales fuentes de ácido fólico. El doctor C. E. Butterworth, director del equipo que obtuvo esta información, declara: «Al parecer, muchos casos de displasia cervical (un estado precanceroso) pueden evitarse con una dieta saludable».

La vitamina K, que interviene en la coagulación de la sangre, como se sabe desde hace tiempo, por lo visto ayuda a los huesos a retener el calcio. La degeneración ósea rápida constituye un trastorno muy grave para las mujeres más allá de la menopausia, pues da lugar a la osteoporosis. Unos estudios que se llevaron a cabo recientemente en Holanda revelaron que la pérdida de calcio se reduce en promedio un 30 por ciento con la ingestión diaria de complementos de vitamina K.

Sin embargo, los hallazgos más interesantes tienen que ver con tres vitaminas: la C, la E y la beta caroteno, generadora de la vitamina A en los vegetales. Todas ellas son conocidas como antioxidantes, pues hay evidencias de que desactivan fragmentos moleculares tóxicos conocidos como radicales libres , estos radicales se producen también por exposición a la luz solar, los rayos X y contaminantes como el ozono, el humo del tabaco y los gases emitidos por los automóviles.

Los radicales libres están ligados  ligado al desarrollo del cáncer, las cardiopatías, las enfermedades pulmonares y las cataratas. También piensan que la acumulación de sus efectos corresponde al deterioro progresivo del envejecimiento.

Tarde o temprano  los médicos harán que la gente viva muchísimo más tiempo de lo que nadie imagina.en ese mundo que se vislumbra, la gente podrá tomar vitamina E y vitamina C (que se concentra en el ojo) para evitar la aparición de cataratas.
La vitamina E puede resultar útil para impedir que los radicales libres dañen al corazón. y refuerza el sistema inmunitario de ancianos saludables, lo que plantea la posibilidad de que los complementos de esa sustancia ayuden a contrarrestar infecciones que ponen en peligro la vida. Es posible también que dicho nutriente sirva como defensa contra los estragos del tabaco, los gases de automóviles y otros contaminantes.

Para quienes padecen el mal de Parkinson, es posible que la vitamina E represente una esperanza, ciertos estudios llevados a cabo en pequeña escala revelaron que esa vitamina, sola o combinada con la C, probablemente retrase la aparición de temblores, rigidez y pérdida del equilibrio, y con ello la necesidad de una terapia a base de levodopa.  En algunos pacientes, la vitamina E parece aliviar los movimientos espasmódicos de las manos y otros desagradables efectos secundarios de los medicamentos antipsicóticos.

Sin embargo, la estrella del espectáculo es la beta caroteno, una sustancia de complicada constitución y color anaranjado oscuro, abundante en los camotes, las zanahorias y los melones. El organismo convierte la beta caroteno en vitamina A, dependiendo de sus necesidades; por eso resulta imposible ingerirla en dosis excesivas,  tomar demasiada vitamina A puede dañar el hígado y provocar otros trastornos.

Los médicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y del Hospital Brigham and Women’s, que han sometido a 22,000 colegas varones a un estudio de salud de diez años, hallaron algo muy interesante con respecto a la beta carotina: en un grupo de 333 individuos con antecedentes de cardiopatías, los que ingirieron complementos de 50 miligramos de beta carotina cada tercer día sufrieron sólo la mitad de los ataques cardiacos, apoplejías y muertes por trastornos cardiovasculares que quienes tomaron un placebo.

Otro hallazgo significativo fue que no se produjeron ataques cardiacos entre las personas de este grupo que tomaron aspirina junto con la beta carotina. Los científicos especulan que el antioxidante contribuye a impedir que los radicales libres trasformen las lipoproteínas de baja densidad, o colesterol «malo», en un obstructor de arterias más peligroso aún. Y están poniendo a prueba la beta carotina administrándola a más de 40,000 enfermeras posmenopáusicas, para averiguar si en las mujeres el efecto es similar.

¿Qué cantidad de estos nutrientes se necesita, y cuál es la mejor manera de obtenerlos? ¿De los alimentos o de los complementos alimenticios? Nutriólogos y médicos concuerdan en que las necesidades básicas de todo el mundo pueden satisfacerse con una dieta rica en verduras y frutas. El problema es que la gente en general ni siquiera se acerca a las cantidades recomendadas; de tres a cinco raciones diarias de verduras; dos a cuatro de frutas; seis a once de pan, arroz, pasta o cereales; dos a tres de leche, yogur o queso; dos a tres de carne, huevos, aves, pescado, nueces, frijoles secos o chícharos secos.

Si nuestra alimentación no incluye regularmente fruta y verduras, tomar complementos vitamínicos puede ser un buen seguro de salud…, aunque mejorar la dieta constituye la mejor opción. Los complementos también resultan beneficiosos para las personas que viven en condiciones especiales; por ejemplo, las que no pueden salir de su casa, los alcohólicos, las que por seguir un régimen se nutren mal, y los ancianos. Un estudio realizado en el Centro de Investigación sobre los Efectos de la Nutrición en el Envejecimiento, del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, indicó que la gente de más de 60 años, para estar bien alimentada, necesita probablemente una tercera parte más de vitamina B6 que los adultos jóvenes. Al parecer, el consumo de vitamina D también debe aumentar con la edad.

En este momento, la mejor estrategia es comer más brócoli, zanahorias, espinacas, calabacitas, y seguir los consejos habituales: hacer ejercicio, consumir menos grasas y dejar de fumar. Por benéficos que sean los antioxidantes y demás nutrientes, nunca podrán sustituir los hábitos saludables. Pero esté usted pendiente: las vitaminas se perfilan ya como una de las revelaciones más importantes y alentadoras de nuestros tiempos, en lo que se refiere a la salud.

 

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